miércoles, 26 de octubre de 2011

nº 14 SMPG26102011



La Eternidad siempre ha sido un incordio para los filósofos: la han deseado, la han aborrecido, la han alterado, la han hecho dar vueltas sobre sí misma, la han eliminado, la han invitado a desayunar un domingo por la mañana, la han insultado, la han desahuciado, la han incendiado, la han metido en una pecera con peces de colores...

Me pregunto si los filósofos no serán un incordio para la Eternidad por toda la eternidad.

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