Si de algo sirve la arqueología es para descubrir lo mucho que nos parecemos a nuestros antepasados, y lo mucho que se parecen los antepasados de todas las partes del mundo entre sí. También puede servir para notar que la moral de cada momento es acomodaticia, y que lo que era válido hace diez mil años vuelve a ser válido ahora. En la actualidad un moralista corre el peligro de pasar de moda cada veinte minutos.
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